

Imagínate caminando con un dispositivo gigante donde tienes que reproducir antiquísimos artefactos que producen música, andando con tu mochila llena de vinilos o casetes para cuando te aburras, cambiar. La revolución tecnológica trajo para la antigua industria musical grandes pérdidas económicas mientras los años pasaban, sobre todo para las grandes discográficas. El casete desplazó al vinilo, el CD al casete y la infinita internet (esa que todos adoramos) terminó por robarle el puesto a los CD’s.
El público también ha demostrado nuevos comportamientos en cuanto a lo que consume y cómo lo hace. Antes lo normal era que uno se enteraba de la publicación de un material discográfico por medio de recomendaciones, lectura de reseñas o curiosidad callejera, luego había que esperar que llegue a la capital para después ser parte de aquel ritual de apertura del packing, donde en primer lugar uno iba desnudando al vinilo hasta tener en sus manos aquel objeto negro de acetato, el cual nos haría suspirar por aquella magia llamada música.
Ahora, con esa necesidad de inmediatez en la que parece que vivimos hundidos, las aplicaciones de streaming paga como Spotify, Apple Music, Deezer, Google play y otros, le han otorgado al consumidor promedio (Millenials y Baby Boomers) una inacabable cartera de opciones. Spotify cuenta con más de 30 millones de tracks en su plataforma, Apple Music y las otras sobrepasan los 40 millones. Habría que señalar también que existen plataformas gratuitas como YouTube, que tiene un gran recibimiento actualmente, pero el público que está dedicado a solo escuchar música está obligado a rechazarla pues sus espacios publicitarios se pueden tornar molestos, además, en las plataformas de streaming paga se pueden crear playlists, existe una mejor calidad de sonido y otros beneficios.
Sin embargo, así como el tiempo nos embistió, el digital futuro en nuestras manos también nos abrumó dado que existe una ola retro, nostálgica por lo antiguo o quizás sea la necesidad de buscar ese sonido más “orgánico”. Esta búsqueda se refleja en el incremento considerable de las ventas de vinilos en UK que aumentaron un 26.8% (hasta cuatro millones de unidades), lo que sitúa a este antiguo formato, en valores equivalentes a los de los 90’s.
Así también, el avance del mercado digital presenta la cifra de 68,100 millones de escuchas en contínuo, a través de plataformas como Spotify, Apple Music o Deezer, un incremento de 51.5% respecto al 2016. Incluso supuso en el 2017 un 50.4% del consumo de música en el Reino Unido, según la industria discográfica BPI.
El público ya conoce las opciones que tiene a la mano y las irá intercalando según sus comodidades y situación económica. El streaming parece ser funcional en la velocidad del día a día, mientras los formatos físicos son más bien una invitación a tomarse el tiempo y el espacio propicio para poder escuchar música.
Y tú… ¿cómo escuchas música?